La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando

(Sobre Inspiración, parte 1)

Creo que la mayoría reconocemos esa famosa cita que pertenece al pintor español malagueño – Pablo Picasso. Creo también que muchos tenemos el concepto de la inspiración como algo que viene inesperadamente, de forma súbita; esta vena, tan asociada sobre todo con los artistas, que es un efecto de una procedencia de un tanto desconocida y que durante tiempo se ha considerado como algo externo e independente de nosotros, enviado por una fuerza divina. En parte eso es verdad – podemos ver la inspiración como una bendición que nos llega en las situaciones menos esperadas. Sin embargo, ¿de verdad la inspiración es algo que no depende ni de mi ni de ti en ningún momento y estamos condenados a la espera?

Sí eso fuera del todo cierto, hoy en día no estaríamos gozando ni de cuadros de Picasso, ni de sinfonías de Beethoven ni de un sinfín de cosas más. Sthephen King no habría escrito más de 100 de sus libros si tuviera que sentarse con los brazos cruzados esperando que viniera esta fuerza todopoderosa que le haga escribir. Justo los autores más prolíficos siempre han subrayado la importancia de empezar, ponerse en marcha y permitir que en el flujo del trabajo abriera un espacio creativo dentro de nosotros. ¿Pasa siempre? Obviamente no. Habrá días que a pesar de dar todo por nuestra parte, ser proactivos, trabajadores, meticulosos – sentiremos que lo que hacemos no progresa. ¿Acaso es un llamado a abandonar?

Habrás días en la que la pausa será necesaria. Te pondrás a trabajar, persistirás, pasarán horas y a pesar de todo esfuerzo, de respetar los descanos, sentirás que no ha sido tan fructífero ni había tanto gozo creativo y por consiguiente, el resultado no es complaciente dado que el proceso no ha sido fluido, no ha sido disfrutable. Recordemos que solo somos humanos. Entonces puede ser un día que quizás sí hay que no solo hacer una pausa más larga (e ir por ejemplo a pasear, si es en un ambiente natural, mucho mejor), pero que habrá que cerrar nuestro ordenador o recoger caballetes y pinturas o cualquier cosa que estábamos haciendo y reconocer cuando hay un momento que a pesar de ponerle todo por nuestra parte: ganas, esfuerzo, tiempo, energía, pasión – no fluye. Puede pasar. Y tienes que permitírtelo con total conciencia porque es la única forma de que no te bloquees aún más.

Sin embargo… Hay 2 actitudes que pueden confundirse si no tenemos discernimiento y nos conocemos poco: una es la de descrita más arriba: la de permitirse cerrar el chiriniguito por hoy después de intentarlo el tiempo y ver que por mucho que le demos, no sale; y otra, totalmente diferente es la autoindulgencia que lleva a la procrastinación. Sí, esta palabra que conocemos la mayoría, pero sorprendentemente pocos reconocemos que sea nuestro caso o problema. En realidad, procrastinar no significa no hacer nada, de hecho, muchas veces es todo lo contrario. Nos llenamos de tareas para sentirnos aún más productivos y eximir la culpa que nos produce no sentarnos justo con esta tarea que nos está pidiendo a gritos la atención y la entrega 100 por 100. (Empezar a) escribir este libro, este cuento, pensar en ideas creativas y mejoría de tu proyecyo, acabar el borrador de los dibujos, hacer el plan de contenidos y escribir un nuevo artículo o post para las redes de nuestro negocio, salir a practicar estas fotografías, hacer deporte, ponernos a tocar por la XXX vez esa parte de la partitura en el piano que no te salía y un largo etcétera. A veces por miedo a no ser capaces de hacer bien con lo que nos toca cumplir y otras veces por pereza, otras por un estado mental y emocional turbulento – sea como fuere, todos en algún momento hemos procrastinado y hemos encontrado mil y una excusas del porqué no sentarnos a hacer lo que debemos hacer en este preciso momento o lo que nos llama a la puerta por hacer desde hace días, semanas o meses. La mayoría de veces eso ocurre totalmente inconsciente, al menos al principio. Conforme vaya pasando el tiempo, el aplazar la tarea nos crea tanta incomodidad y malestar que se vuelve visible y ya tenemos una consciencia plena  que haremos algo al respecto o mejor lo dejamos.

¿Qué dicen los grandes de la historia que han creado un legado para nuestra Humanidad? En realidad, todos dicen a su manera lo mismo: HAY QUE HACER. Lo siento, no desistir es la única forma. Nos consideremos o no menos o más espirituales, vivimos en un mundo material, en la Tierra, donde aún nadie ha creado nada tangible repitiendo afirmaciones positivas en la mente o haciendo llamadas al Universo pidiendo que se cumplan sus sueños porque sí.

Una vez te sientas, aunque a menudo parece que necesitamos que nos mueva un camión para arrancar, te pones a trabajar en lo que te toca, llega un punto en el que estamos ya tan inmersos, puestos en la tarea y donde la inicial incomodidad … simplemente se aleja. Pasa. Empieza a formar parte del pasado la dejadez y la excusa y comenzamos a construir. Para mí un ejemplo igual fuera del ejemplos relacionados con la creatividad en sí o con el trabajo pasa a la hora de hacer deporte: hay días que tenemos menos ganas e incluso aunque vayamos a hacerlo, vamos sin motivación cansados etc.; sin embargo, hay un punto cuando pasa el tiempo inicial y ya llevamos un buen rato entrenado o entregándonos que es cuando empezamos a sentir una oleada de energía que nos recorre todo el cuerpo y después de haber hecho un esfuerzo considerado pasamos a un estado en que no pensamos, sino literalmente sentimos: Ahora podría quedarme horas así, quiero saltar más alto, quiero vivir, puedo con todo, que no acabe esto lo que estoy haciendo. Los amantes del deporte y del movimiento seguro sabrán del que hablo y lo entenderán a la perfección; siento que todos vivimos esta sensación alguna vez en nuestras vidas, tanto practiquemos o no de forma regular algún tipo de movimiento.

Otro ejemplo, quizás un poco trivial. Estás en un grupo, se está haciendo tarde, las conversaciones con gente te empiezan a cansar, solo piensas en irte a tu casa. Tu motivación es baja por lo cual tu actitud no está centrada en mantener tu atención en lo que están diciendo los demás ni en escuchar ni mucho menos en ponerte a conocer nuevas personas. Pues imagínate que justo en este momento o llega alguien nuevo o alguien del grupo pone en la mesa un tema que te fascina. De ti depende si lo coges o no. Puedes irte a casa o puedes entrar en la conversación y descubrir que…Has perdido la noción de tiempo, han pasado las horas, tu cansancio y desgana han desaparecido y te habrás visto envuelto en una mezcla de sensaciones de excitación, alegría, fascinación; incluso has conocido gente nueva estando a punto de tirar la toalla esta noche. ¿Qué ha pasado? ¡Te has sentido inspirado! ¿Cómo? No solo has dado el pie a hablar de lo que te gusta – sino tú mismo has elegido a quedarte y darle oportunidad – has echado las ganas y decidiste cambiar tu actitud (puede muchas veces que también de forma inconsciente, pero la idea es practicarlo y que se vuelva consciente en momentos del desánimo).

Así que con estos ejemplos quiero mostrarte que es posible moverte del lugar subjetivo de hoy no estoy inspirado, no puedo trabajar. Todos hemos vividos esos shifts de energía y el secreto es pasar por la fase más ardua de no querer empezar y de decirnos a nosotros mismos las mentiras que no estamos inspirados y que no es el día. ¡Parte de la actitud que hoy es el día, que siempre es el día, incluso si no lo es!. Piensa que cuando rompes la incomodidad de querer empezar y ponerte, vendrá el fluir. Pero hay que hacer, por favor.

En los siguiente artículos (inspiración, parte 2 y parte 3) te hablaré sobre cómo la expectativa bloquea la inspiración, sobre la diferencia entre la imaginación y creatividad; te aconsejo de cómo podemos conectar mejor con nuestra inspiración y ayudarnos a desarrollar a nuestra creatividad ligada a nuestra conexión con nosotros mismos y como  nos tratamos.

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