(Inspiración, parte2)
En el anterior artículo ya hemos constatado que la inspiración aunque es algo que no depende del todo de nosotros, sí que de nosotros depende si ayudamos a introducirnos en el estado que favorece a que nos llegue. He hablado de la actitud, de la persistencia, de diferenciar cuando hay que desistir, cerrar y terminar por hoy y cuando nos estamos dejando atrapar por la procrastinación. ¿Hay algo más que podemos hacer o solo es el simple ponernos a trabajar duro? (un tono bromista). Sí. Dejar de lado todas las expectativas por el resultado cuando nos ponemos a trabajar.

LA INSPIRACIÓN VS LA EXPECTATIVA
Nada más fuertemente mata a la creatividad e imposibilita a que llegue el estado de la inspiración que la expectativa. Concretamente, expectativa por el resultado. La presión por el resultado final, la necesidad, el deber de cumplir con el objetivo – son nuestros verdugos a la hora de inspirarnos y no solo eso – muchas veces ya nos bloquean inicialmente para comenzar a trabajar.
¿Eso significa que tenemos que desprendernos totalmente de lo que queremos conseguir? ¿De imaginar este libro escrito, este plato preparado, esta tarea hecha, ese reportaje terminado, ese post escrito…? No, para nada. El objetivo o más bien tu porqué es muy importante. No nos olvidemos que toda idea nace en la mente (en este caso mente superior) y que el Universo es mental. Pero cuando el propósito es honesto, cuando es algo que nace desde el alma, desde nuestro yo superior y no desde la necesidad de la mente racional (más pequeña a la mente superior), NUNCA NOS ESTORBA – al revés, nos sirve para volver a nosotros y a la tarea, a mantenernos a flote cuando queramos abandonar o estemos cansados;
Sin embargo, cuando solo nos enfocamos en el resultado como necesidad de ver ya el producto final o su beneficio sin sentirnos capaces de disfrutar todo el proceso – no perduraremos mucho en el tiempo. Lo dejaremos al inicio o nos cansaremos a la mitad. Faltará algo más grande para agarrarnos en momentos cuando más nos cueste mantener la disciplina. El propósito – el porqué y para qué lo estoy haciendo y a la vez la no expectativa. Saber que si no sale o tarda más de lo esperada – no pasa nada.

La inspiración llega muchas veces en forma de sincronía, desde un vacío o desde algo que Shakespeare llamaba la página blanca. No tiene que ver con la mente racional que usamos día a día para tomar decisiones (tiene que ver con la mente superior que es otra voz como una ocatava superior a la mente racional). Llega desde un estado más elevado. Sí, sentarnos y empezar es mental y es de ser responsables y comprometidos y decirnos: para hacer eso toca hacer eso y hay que comprometerse. Pero debemos también crear estado de no expectativa. Y cuando nos comprometemos con el proceso sin esperar nada a cambio en el momento, en ese estado puro llega la inspiración. Pero para eso tenemos que estar relajados. Ella no se lleva bien con presiones, con trabajo calculado SOLO por objetivos (recalco otra vez que tener objetivos es genial, pero lo que no es tan sano, es crear solo con la vista a objetivos), pero sí que necesita compromiso y poner de nuestra parte para que cada día encontremos un espacio donde nada nos distraiga y estemos totalmente dedicados a trabajar en lo que queremos materializar sin que la materialización sea el único objetivo en sí.
LA CREATIVIDAD SE PRACTICA Y SE DESARROLLA
Si podemos influir en nuestra inspiración, trabajando, perseverando como mínimo, comprometiéndonos y dejando de lado la expectativa por el resultado, manteniendo nuestro porqué asequible, también podemos desarrollar y expandir nuestra Creatividad. ¿Cómo?

Sí bien es cierto, que a menudo observamos personas que desde pequeños han hecho muchas cosas creativas: siempre han pintado, bailado, cantado, dibujado; las vemos como esos superhumanos con múltiples talentos para el arte, música y la literatura; aquí es también el primer error pensar que la Creatividad solo se aplica a estas áreas; podemos ser realmente creativos haciendo cualquier cosa cotidiana y constructiva: cocinando, resolviendo problemas, montando la bici, haciendo un collage por pura diversión sin pretensión artística;
El mayor mito es que si nunca has hecho algo que tú consideres creativo, es que no eres creativo; no es que no seas creativo, es que no te has dado la oportunidad de probarlo, practicarlo y serlo. La creatividad se trabaja, se desarrolla; La inspiración puede venirte en un momento dado y que más proactivo eres en hacer lo que te gusta y LO HACES – más probable que te vendrá más veces, sin embargo, la creatividad va más allá de momentos pasajeros – para que se mantenga hace falta eso, lo mismo como dice su nombre: CREAR. HACER. DE FORMA CONSTANTE. Repetir día a día primero acciones que nos acerquen a este estado; aunque suena como un cliché, pero es así: la práctica hace el Maestro, y con la Creatividad no será diferente.

Nos podemos quedarnos en la imaginación que es el paso previo a la acción y a la Creatividad y donde muchos no nos atrevemos a salir más allá. Si lo que construye nuestra mente no transciende a la acción, todos esos mundos imaginarios y posibilidades infinitas se quedan solo en nuestra cabeza; si no se canaliza a través de nuestras manos y del algo que podamos ver en el mundo tangible – difícilmente podamos ver esta creatividad y decir que somos creativos. Si no lo intentamos, siempre pensaremos que no somos creativos.
En el siguiente artículo de explico detalladamente como podemos practicar para sentirnos más creativos y abrir estos canales en nuestro cuerpo lo cual nos permitirá también de disfrutar de una vida más plena a todos los niveles.